El Período Sidérico (2.500 — 2.300 Ma) es el primer período en que se divide la Era Paleoproterozoica (Fig. 1); se caracteriza por el inicio del depósito de las famosas BIF (Banded Iron Formation, o traducido del inglés, las formaciones de hierro bandeado, resultado de la contaminación atmosférica por parte del oxígeno) y por el comienzo de una gigantesca glaciación (hace unos 2.400 Ma) que cubriría el globo terráqueo por (o casi por) completo: la Glaciación Huroniana.
Con una duración estimada de 200 Ma, la longitud de este período en las escalas métricas propuestas sería de 20 cm (escala 1/Ma) o 200 metros (escala 1/1000), una longitud pequeña si se compara con los 4,57 metros o los 4,57 km que mediría en ambas escalas la duración de la Tierra desde su origen hasta nuestros días.
La cantidad de oxígeno que se va formando por acción de los organismos fotosintéticos aumenta poco a poco, provocando la oxidación del hierro disuelto en las aguas de los océanos y generando Fe3O4 (magnetita); esto da lugar a una precipitación férrica que originará, con el tiempo, las formaciones que se conocen hoy como formaciones de hierro bandeado (en inglés, Banded Iron Formation, o BIF ). Este proceso va eliminando el hierro de los océanos, que poco a poco pierden su coloración verdosa y adquieren un aspecto más azulado (Fig. 2). Una vez saturados los océanos de oxígeno, este empieza a ocupar la atmósfera. A este evento se lo conoce como “la Gran Oxidación” (de ahí el nombre del período, “sideros“, que significa “hierro”).
Por efecto de la fase orogénica Ouzálica (que se inició hace 3.000 Ma), la acreción vertical de la corteza continúa, dando paso a una acreción periférica de los continentes. Debido a que la temperatura del manto es inferior a la que tenía durante el eón anterior, las corrientes de convección han disminuido su velocidad, por lo que la corteza granítica queda, por fin, dividida en una serie de bloques estables (las placas tectónicas), delimitados por cinturones móviles. Todo ello propicia el desarrollo de gigantescas plataformas continentales ocupadas por mares someros en los que se desarrollan extensas comunidades de tapices microbianos manifestados en el registro geológico por una gran abundancia de estromatolitos (Fig. 3).
Hacia los 2.400 Ma se inicia una gigantesca glaciación denominada Glaciación Huroniana, que sume a la Tierra en un estado de “snowball“ (Fig. 4). Se cree que esta glaciación es debida a la desestabilización del clima causada por el metabolismo de las primeras cianobacterias, al romper el equilibrio entre gases de efecto invernadero por adición de oxígeno y eliminación de CO2.
Es muy posible, aunque controvertido, que los organismos eucariontes
surgieran en esta época: las células eucariotas pudieron haber realizado
la endosimbiosis de una proteobacteria alfa, lo que daría lugar a la
inclusión de nuevos orgánulos con funciones novedosas, como es el caso
de las mitocondrias (que permiten que las células usen oxígeno como aceptor de electrones en la respiración celular).
Fig. 4 – Mitocondria celular.